Mostrándose a favor o en contra del socialismo según esté en casa de sus padres o en casa de sus suegros, Martín Ramales ha sido descrito esta semana en un artículo de la revista Science como un «fascista de Schrödinger». Los expertos han comprobado que su ideología cambia según la perspectiva del observador. «No solo cambia, sino que defiende una cosa y también justo la contraria», precisa la publicación.
Los científicos consideran que el fenómeno tiene como finalidad la supervivencia de este individuo, que ha aprendido a posicionarse de forma cuántica para adaptarse a la complejidad de su entorno. «No puedo entender que sea fan de El Hormiguero y al mismo tiempo eche pestes del programa, pero claro, qué sabré yo de teoría cuántica», reconoce la pareja de este fascista de Schrödinger.
La ciencia admite que el fenómeno plantea complicados desafíos morales. «¿Debería poder votar a dos partidos a la vez?», se preguntan los expertos. Reconocen que no tienen una respuesta para este dilema. «¿Es la papeleta que elige cuando vota en secreto la que refleja la ideología real o bien vota a quien cree que debe votar según lo que esperen de él sus suegros?», se preguntan los científicos. «La mente humana no está preparada para asimilar estos desafíos a la lógica», dicen.
«¿Es un fascista de Schrödinger o un progresista de Schrödinger?», se preguntan los autores del artículo en sus conclusiones. «Elegir una denominación ya implica intervenir como observadores en los resultados de la observación», señalan con desconcierto.
