La batalla jurídica acaba de empezar: el auto del Tribunal Supremo en el que deja la ley de amnistía en papel mojado será recurrido al Tribunal Constitucional por parte de la Abogacía del Estado y la Fiscalía. Desde el Consejo General del Poder Judicial ya han dejado claro que enfrentar a dos tribunales en los tribunales carece de sentido por lo que lo mejor será una batalla “de caballeros” con bates de béisbol en el parking de la calle Isaac Peral, cercano al edificio del Constitucional. Para los profesores de Derecho Constitucional, como Joaquín Urías, en esa pelea, que tendrá lugar posiblemente tras el verano, “se decidirá absolutamente todo, si Puigdemont vuelve, si la ley de Amnistía es viable… todo”.
“Ha ocurrido pocas veces pero hay jurisprudencia sobre el tema: los jueces de dos tribunales cogen bates de béisbol o llaves inglesas y quedan en un solar o descampado para pegarse. El que gana, dicta sentencia. ¿Quién va a ganar? No se sabe, podría ganar cualquiera, están muy igualados…”, explica Urías a El Mundo Today.
Según fuentes cercanas, el Presidente de la Sala I del Supremo, Francisco Marín Castán, lleva toda la mañana golpeando una verja con un palo y gritando a los transeúntes para demostrar que no tiene miedo al Constitucional, al que en absoluto considera un tribunal “superior” al suyo. “Busca lío y cuando los jueces están así es mejor no acercarse y que lo resuelva el Constitucional”, explica un funcionario del Consejo General del Poder Judicial.
Desde el Constitucional han elegido la “pelea con bates de béisbol” a fin de agilizar el procedimiento, pero su predisposición positiva al encuentro hace pensar que tienen un as en la manga. “Quizá una navaja”, señala Urías.
La batalla legal, sin embargo, podría no acabar en en el Constitucional y si los magistrados de este tribunal acaban recibiendo una paliza de parte de los magistrados del Supremo, podría recurrirse al Tribuanl de Justicia de la Unión Europea (TJUE), donde están prohibidos los bates de béisbol y es necesario pelear envolviendo los puños en paños mojados que se introducen en un balde lleno de cristales rotos.
