Stefan Lukic, joven soltero residente en Italia, ha recibido esta mañana la visita del chef José Andrés, que se ha plantado en el salón de su casa con seis colaboradores de su ONG. El equipo ha montado en veinte minutos una tienda de campaña y ha improvisado una cocina de camping gas con la que se ha puesto a preparar el almuerzo y la cena.
«No cocino tan mal», insiste Lukic, que no sabe «quién ha avisado a Jose Andrés», aunque tiene la sospecha de que ha sido su madre. «¿Qué tiene de malo este trocito de pizza? Es lo que iba a comer hoy», preguntaba este mediodía mientras el equipo del célebre cocinero, protegido con mascarillas y guantes, retiraba una masa informe medio carbonizada de la encimera.
Sin hacer caso de las quejas de Stefan, los voluntarios han atendido a los medios durante unos minutos para explicar que cada día millones de autónomos sin apenas tiempo libre comen basura frente al ordenador, y lo peor de todo es que se trata de una práctica normalizada. «No sirve de nada hablar con ellos cuando alcanzan ciertas edades, la miseria se ha instalado en su discurso», dice José Andrés.
Al parecer, todas las alarmas saltaron cuando la madre de Stefan vio el logotipo de Wetaca en el ordenador del joven. «Llevaba semanas sufriendo sin saber qué hacer, pero cuando vi lo que se disponía a hacer supe que tenía que actuar», comenta la mujer.
